Por: Alan Parrales
En la actualidad, el desarrollo económico y empresarial de un país se ve inevitablemente vinculado al fomento de la inversión y la promoción de emprendimientos innovadores. En este contexto, el capital de riesgo emerge como una herramienta fundamental para potenciar el crecimiento y la competitividad de las empresas. En Ecuador, la necesidad de impulsar este tipo de financiamiento se hace cada vez más imperante, pues permitiría no solo estimular la actividad emprendedora sino también diversificar la economía y generar empleos.
Actualmente la legislación societaria ecuatoriana es una de las más innovadoras de la región, sin embargo, a pesar de la incorporación de avances novedosos como las Sociedades por Acciones Simplificadas y la abrevitura de trámites administrativos, aún es muy escaso el fomento de los capitales de riesgo, lo que ocaciona que muchos emprendedores se frenen o no tengan resultados positivos en la busqueda de una “inyección de capital”. Es por esta razón que me permitiré dilucidar algunos de los beneficios que trae consigo el capital de riesgo y como la legislación ecuatoriana debería otorgar mayores incentivos a las compañías inversionistas que apuesten por el capital de riesgo, lo que podría contribuir al desarrollo sustentable y socioeconómico del país.
El capital de riesgo, conocido también como “venture capital”, es una forma de inversión financiera en la que compañías inversionistas proporcionan capital a startups y compañías de alto potencial, a cambio de una participación accionaria. Estas empresas, por lo general, están en sus primeras etapas de desarrollo y no cuentan con suficientes recursos para financiar sus operaciones y proyectos a largo plazo. Es aquí donde el capital de riesgo desempeña un papel fundamental al proporcionar, no solo financiamiento, sino también experiencia, conocimiento y una red de contactos que impulsan el crecimiento sostenible de este tipo compañías.
En el contexto ecuatoriano, el capital de riesgo ha sido históricamente un sector poco desarrollado, lo que ha limitado las oportunidades para emprendedores y empresas con potencial de crecimiento. Es por esta razón que, promover una legislación que fomente los capitales de alto riesgo, podría desencadenar una serie de beneficios significativos para el sector económico del pais.
En términos generales, el capital de riesgo favorece la innovación y la adopción de nuevas tecnologías, desarrollo de startups, especialmente en sectores como la tecnología, e-commerce, fuentes alterativas de energias renovables, desarrollo de software, etc. Por todo lo anterior, al facilitar el acceso al capital, estas empresas pueden llevar a cabo proyectos más audaces, lo que a su vez mejora la competitividad de la economía del país.
De igual manera, el capital de riesgo podría desempeñar un papel fundamental en la creación de nuevas fuentes de empleo y el desarrollo profesional de emprendedores ecuatorianos. Las empresas respaldadas por capital de riesgo tienden a crecer más rápidamente que las empresas tradicionales, lo que se traduce en una mayor demanda de mano de obra cualificada, además, al trabajar en estrecha colaboración con los emprendedores, los inversionistas podrían brindar mentoría y capacitación, contribuyendo al desarrollo de una generación de empresarios más preparados y competentes.
Finalmente, siempre que podamos brindar mayor seguridad jurídica, así como beneficios e incentivos para los inversionistas, el capital de riesgo atrae inversión extranjera directa a Ecuador. Las empresas de capital de riesgo, con presencia internacional, podrían ver el potencial de crecimiento en el país e invertir en empresas locales, lo que no solo inyectaría capital adicional en la economía, sino que también aumentaría la transferencia de conocimiento y tecnología, impulsando así la competitividad del sector empresarial ecuatoriano en el mercado global.
El fomento del capital de riesgo en Ecuador es una oportunidad que el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo tienen la obligación de explotar. La promoción de esta actividad, a través de una legislación adecuada, puede ser un potenciador para el desarrollo empresarial y económico del país ya que al impulsar la innovación, diversificar la economía, generar empleo y atraer inversión extranjera, el capital de riesgo se presenta como una herramienta esencial para alcanzar el progreso sostenible.
El gobierno ecuatoriano tiene el desafío de establecer un marco legal y regulatorio que brinde incentivos a los inversionistas y facilite el acceso a financiamiento a las empresas emergentes. De igual manera, es de vital importancia crear espacios de colaboración entre el sector público, el privado y la academia, para fortalecer el ámbito emprendedor y promover una cultura de riesgo e innovación.